La indiferencia ante lo que se nos hace cotidiano.
Atentos y atentas a los cambios.
Atentos y atentas a la reflexión del orden "establecido".
Atentos y atentas a los cambios.
Atentos y atentas a la reflexión del orden "establecido".
Hoy la causa de estas letras se hacen discurso con motivo del pesar, la indignación, la tristeza que nos causa a muchos y muchas la constante indiferencia que asumimos en algún momento ante lo cotidiano, lo normal y las situaciones naturalizadas de este espacio que nos hace indiferentes ante el orden establecido de esto que llamamos la universidad. Este escrito, es un llamado a la reflexión profunda sobre nuestra realidad hoy, con respecto a lo que fuimos tradicionalmente. Es este un llamado de alerta ante los cambios profundos de desarraigo que venimos sufriendo gracias a ese orden "establecido" de las cosas y a las consecuencias directas de ello en nuestra consideración de la realidad.
El compañero, personaje de esta universidad que muchos conociéramos como "Chapita", falleció en los espacios de esta casa de estudio el pasado viernes en horas de la noche con motivo de una fuerte golpiza recibida en estos mismos espacios. Fue internado, tratado, pero falleció corporalmente. Hace una semana, en estos mismos espacios un compañero de la Escuela de Derecho de esta, tu casa de estudio, sufrió cuatro fracturas en el brazo izquierdo y otras contusiones en el cuerpo con motivo de una golpiza que recibiera en horas de la noche. Hace dos años, el compañero Waimar fue golpeado fuertemente, en estos mismos espacios de tu universidad, la UCV, y murió por tener desprendido el hígado. Estos tres casos y otros que seguramente escuchamos alguna vez, se nos han hecho indiferentes al punto de ignorar el factor común de sus heridas, en dos casos de sus fallecimientos. Estos compañeros, dos de ellos sin vida, fueron golpeados por los cuerpos de seguridad y resguardo de la UCV, de esta UCV.
El caso de Waimar se invisibiliza cuando aún se nos imponía el discurso de una universidad insegura por los agentes externos, ajenos a nosotros y nosotras que a fin de cuentas eran la causa de esa inseguridad, según su tesis, pues no eran estudiantes o profesores. Waimar no era estudiante de esta universidad, pero hacia vida aquí como muchos y muchas que fueron agredidos cuando la excusa es que no estaba "depurado" ese órgano que se decía protector y garante del respeto a la seguridad de todo aquel o aquella que aquí permaneciera. El compañero fue asesinado simplemente por no ser nomina de la UCV, por ser negro y por ser de afuera. Lo cierto es que hoy, Chapita y el compañero de derecho, el anónimo compañero de derecho, les ocurre lo mismo, en este tiempo que se dice de "cambios" universitarios en función de los estudiantes, de los trabajadores y de toda la comunidad UCV (según panfleto de 100% Estudiantes), diciendo que la solución es depurar dicho cuerpo de seguridad y resguardo para dar un cambio y sumar a él más agentes. Deja de ser este un cuerpo llamado a la seguridad y resguardo entonces y se convierte a petición de esos representantes estudiantiles en uno de REPRESIÓN y violencia, traicionando a muchos y muchas que confiaron en su proyecto y afianzando incluso ese discurso inicial de que el problema es lo que esta fuera, lo que nos rodea, eso que se nos hace ajeno aunque vengamos de él todos los días y que se traduce en las cosas diferentes que están acá adentro y que hay que eliminar a los ojos del sistema universitario represor. Chapita y un estudiante fenotipicamente "indeseado" fueron atacados por ser diferentes. El problema ya no es lo de afuera y lo de dentro entonces, no hay diferencia en eso, el problema es lo diferente entre los cánones de universidad que quieren algunos y algunas y nuestras raíces que derivan de la UNIVERSALIDAD, de lo diferente y del reconocimiento humanista del otro o la otra como igual, sin individualización, sino como comunidad.
Esta tesis de la inseguridad como un problema de no corresponsabilidad en ella, hace que la máxima representación profesoral que emana del rectorado, en conjunto, pactando con esos compañeros que venden los derechos de parte de esta comunidad que confió en su trabajo "reivindicativo", manejen esa tesis de que el problema de la inseguridad es la ausencia de agentes mercenarios de la libertad, esa libertad que se dice con responsabilidad, sin ver que el problema no es mas represión. El asunto es, que creemos que el problema es el que esta al lado y no yo mism@ gracias al esfuerzo supremo de este sistema educativo que hoy casi alcanza la meta de naturalizar antivalores humanos. Busca, arraigar en esta comunidad la falta de reconocimiento con nuestro entorno, esa enajenación que se nos siembra para desconocernos como sujetos sociales, donde vemos el problema en lo que nos rodea y no como un hecho de corresponsabilidad, insistimos en eso, de pertenencia, de asumir con compromiso que la seguridad, así como el funcionamiento de esta universidad, lo que somos, se forja sólo cuando nos hacemos parte de una comunidad más allá de los arcos, de esa comunidad que nos hace parte de un país y de un sistema de valores que reproduce un 80% de la población a la que nos debemos, y no de un 20% que el sistema permite entre a la "academia". El problema compañeros y compañeras, no es que necesitamos más agentes de seguridad, pues se ha comprobado con la agresión que han sufrido integrantes de esta comunidad que no es esa la vía, que crea una ilusión de resguardo por observar agentes identificados en uniformes pero que son ellos mismos los que promueven la violencia a discreción de un fenotipo que consideran de un "delincuente". La solución, es que nosotros y nosotras, como comunidad, ocupemos los espacios para la creación, la expresión libre y el cuestionamiento siempre crítico y constructivo, que la UCV se pinte de pueblo, de gentes de todos colores y procedencias, que nos identifiquemos de nuevo con los elementos de donde venimos, con esa gente de la que somos parte y hagamos nuestros estos espacios abandonados que nunca fueron inseguros mientras estuvieron ocupados. La inseguridad viene porque no nos damos cuenta de que Chapita murió, de que el que estaba junto a mi en la toma de espacios ya no esta, o de que mi compañero estudiante que siquiera comulga conmigo en principios ideológicos es agredido porque un agente lo creyó amenazante. Que la inseguridad amigos y amigas viene dada porque me sacaron de mis espacios, de esos que ocupe con los de afuera, los que hoy dicen que son ajenos a mi y a ti, de esos que hicieron de la UCV lo que fue y que aun no muere por muchos que alimentamos con esperanza, resistencia y memoria histórica la creencia firme de que la UCV no pierde su identidad ni se arrodilla y que la autonomía que nos resguardo tanto en otros años contra los grupos mercenarios del estado nacional, no permitiremos que hoy se convierta en un arma contra nosotros y nosotras, no queremos una autonomía que discrimina, reprime, castra, enajena y asesina.
El llamado es a ustedes, como parte de esta comunidad y de una mas allá de las paredes de la UCV, a que reflexionen, cuestionen las situaciones, que no naturalicen el orden establecido que no lo es tanto, que se identifiquen con su entorno, que no se pierdan en la cotidianidad, a que no se hagan indiferentes ante la violencia y dejen que se banalice en cualquier espacio la represión. Hoy fue Chapita, el anónimo compañero y Waimar, mañana puedes ser tú. CUESTIONA, OCUPA Y CONSTRUYE…
Estudiantes y activistas sociales de la Escuela de Historia UCV.
1 comentario:
Pienso muy parecido. Al reflexionar mucho sobre la experiencia de estar en Caracas, el haber pasado por la universidad y ver la basura en tierras donde siempre estuve feliz y arriesgado, no deja de llevarme la idea de que "el proceso" no es un simple hecho de la economía o del uso de la historia, sino que en nuestra manera de hablar y escribir, tanto como en la manera de caminar, dentro de nosotros se encuentra gran parte de la respuesta. El capitalismo nos ha dejado individualizados con todas sus manifestaciones culturales y nuestra falta de amor al pasado que sigue y sigue entre nuestra gente ha sido consecuencia de un olvido social planificado. Considero que los egresados como los que están en el asunto deberíamos hacer algo y conversar más. Cuando puedan avisen de algún otro evento.
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