“EL CASO BOLIVIA”
La Revolución Bolivariana, como toda revolución, está, necesariamente, relacionada con los acontecimientos, presiones, sugerencias, situaciones, solidaridades que provienen desde la “arena internacional”, entendiendo por “arena internacional”, toda la comunidad de naciones que, en la actualidad y en un mundo globalizado, gracias a las diferentes variables incorporadas en el quehacer humano que las ciencias y las tecnologías han aportado al desarrollo “natural” de las sociedades, interactúan, dialécticamente, con el acontecer nacional e internacional de la Revolución Bolivariana.
A título de ejemplo histórico tendríamos la Revolución Francesa y su desarrollo hasta la derrota de Napoleón en Waterloo. El “pueblo francés” y, particularmente, el “parisino” decidieron tomar acciones políticas durante la profunda crisis en la cual la Casa de los Borbones había sumido a la ciudadanía francesa. De todos es conocida la evolución del proceso histórico en que se vio incursa Francia durante esos “hechos históricos” que pusieron en crisis la referencia política que significaba el Poder ejercido por las “testas coronadas” de Europa. Las “casas reales” europeas, inmediatamente, “sonaron las alarmas” y desarrollaron sus planes que llevara a la “derrota de la revolución popular” ¡el populacho!. Parte importante en estos acontecimientos tuvieron Metternich y Fouché. Finalmente y por tiempo definido, Francia “regresó al pasado” pero el “hecho real y objetivo” fue que la Revolución Francesa fue derrotada por las monarquías europeas.
La Revolución Bolchevique, instauradora de la Rusia Soviética, revolución de “campesinos convertidos en soldados” derrotados por las políticas y planes militares diseñados por la Casa de los Romanov, al regreso del “frente de batalla” occidental, por hambre, desesperación, angustia y “furia popular” lograron desplazar a los Romanov del poder instaurando un gobierno popular encabezado, temporalmente, por Kerenski para finalizar “tomando el mando” Vladimir Ilich Lenin. Fue la primera revolución donde “obreros y campesinos” europeos “tomaban el poder” ¡eran gobierno! El ejemplo ejercido por esa “masa social desplazada y desclasada”, considerada como “bienes de capital explotables y sustituibles”, en el mundo entero, llegó tan lejos como para influir en la intelligentia china, los obreros de las fábricas de las 14 Potencias Extranjeras y al campesinado explotado y desplazado. Pero la Revolución Bolchevique produjo su propio enemigo, tanto interno, en los “rusos blancos”, como en lo externo con las “democracias occidentales e imperialistas” que veían el peligro de una “toma de conciencia” en los “assets”: obreros y campesinos en sus propios países y en sus colonias. Apareció el slogan: “el comunismo es atraso, represivo y no democrático”.
Joseph Stalin consideró que había que consolidar el poder soviético y miró hacia el “talón de Aquiles” del capitalismo imperialista: China. Era necesario la transformación y modernización de la sociedad china; es decir, lograr la “Revolución democrática-burguesa”. Pero la Rusia Soviética estaba aislada, solo los obreros y campesinos de las sociedades explotadas se solidarizaban, en sus propios países, con la Revolución Bolchevique. Los enemigos externos de Rusia, las democracias occidentales y el Imperio del Japón junto a las propias debilidades de una revolución en sus primeros años, aprovecharon esas debilidades junto a la imposibilidad de un compromiso total bolchevique con el proceso democrático-burgués que se estaba desarrollando en China que contaba con el apoyo del Partido Comunista Chino y la solidaridad activa de Ho Chimin, para hacer fracasar ese intento ruso de “blindar” la Revolución Bolchevique. La realidad del poder capitalista; es decir, la objetividad del Poder, hizo que ese primer intento de consolidar la libertad por medio del “factor internacional”, obligara a las dirigencias revolucionarias mundiales a “poner los pies en la tierra”.
A contrario de la Revolución vietnamita que recibió el apoyo permanente tanto de la Unión Soviética como de la República Popular China, el “factor externo” contrarrevolucionario no alcanzó a “golpear el proceso” revolucionario y la consolidación en el poder del Partido de los Trabajadores de Vietnam después de años de “guerra y desolación” por las acciones del “imperialismo norteamericano”. Mientras que el “caso cubano” es completamente diferente a los arriba, someramente, descritos. Fidel Castro y “su guerrilla” alcanzaron conquistar el Poder y establecer un gobierno popular pero, casi inmediatamente, dos factores externos llevaron al aislamiento de la “Revolución Cubana”: la Alianza para el Progreso y la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos gracias a la “Doctrina Betancourt”. Todavía, hoy en día, los analistas políticos se preguntan ¿cómo ha sobrevivido la Revolución Cubana? Dignidad, solidaridad, conciencia, sacrificio, y preparación de y en todos los estamentos de la sociedad, de la economía y de las Fuerzas Armadas.
Apareció en el “hecho histórico”, la Revolución Bolivariana. La particularidad con la Revolución Bolivariana es que tiene, en su “frente internacional”, dos “variables”: las “presiones” que desde el exterior ejercen las fuerzas políticas de la derecha internacional, con sus diferentes facetas o tendencias; y la variable “externa”, es decir, la influencia que ha venido ejerciendo el carácter de la Revolución Bolivariana tanto a nivel de la Región como “allende los mares”. Debemos aclarar que no se pueden ni deben comparar las influencias internacionales que ha ejercido la Revolución Cubana con la Revolución Bolivariana. Son tiempos muy diferentes y el propio carácter de ambas revoluciones es muy diferente. En primer lugar, la Revolución Cubana alcanzó el poder a través de un proceso armado; mientras que la Revolución Bolivariana está ejerciendo el poder por la voluntad ejercida por la sociedad venezolana a través del voto personal, secreto y voluntario. Ello no obsta para que las presiones y conspiraciones ejercidas desde el exterior de las fronteras afecten, por igualdad, a ambas Revoluciones.
Pero hay una variable que las hace diferente. Los ataques a la Revolución Cubana, de todos conocidos, están enmarcados dentro de lo que se llamó la “Guerra Fría”. Por ejemplo, la “Crisis de los Misiles”, la “Invasión de Bahía de Cochinos”, por mencionar. La Revolución Bolivariana, en el marco de los parámetros en los que se manejan las “democracias representativas”, ha logrado poner en evidencia, pragmáticamente, que las revoluciones no solamente se alcanzan por la vía militar sino, también, por la vía de la “voluntad popular”. Esa diferencia es fundamental tanto para “tirios como para troyanos”.
Nos explicamos. La “derecha internacional” tiene, obligatoriamente, que buscar las vías apropiadas, según sus intereses, para “desplazar” del Poder a la Revolución Bolivariana. Lo intentaron políticamente con el “golpe del 2002” y fracasaron. ¡No era la vía apropiada! ¡No se calcularon los “efectos populares” ni las reacciones del “populacho”! Posteriormente, trataron con el “factor económico” fundamental para la supervivencia de la Revolución Bolivariana; nos referimos al llamado “golpe petrolero”. Esa vez no esperaban las reacciones de apoyo tanto a lo interno como provenientes del exterior con solidaridades que son históricas y son “obligantes”. Siguió el 2-D. Gran esfuerzo de la derecha tanto la interna como la internacional junto al “aburguesamiento revolucionario” que produjo un sacudón de las realidades objetivas de la Revolución Bolivariana. El “líder”, al priorizar el factor exterior sobre el interno (nos referimos al objetivo humanista de la liberación de retenidos colombianos), captó, inmediatamente, la dialéctica del “equilibrio entre lo interno y lo externo” poniendo los correctivos objetivados para “enrumbar” el “barco” de la Revolución Bolivariana. Pero la derecha internacional también aprendió las lecciones de las nuevas “teorías políticas” del siglo XXI; es decir, los diseños políticos de la derecha no servían para “socavar el poder” de una Revolución que había alcanzado el Poder por medio de elecciones libres y democráticas. Se tenían que buscar fórmulas que aplicadas, según la teoría del “cerco” que tanto se uso en Venezuela para combatir a las guerrillas durante la década de los años 60, pudieran alcanzar a deteriorar la Revolución Bolivariana que se considera el “núcleo central” de los nuevos tiempos revolucionarios en la Región tan distintos a los anteriores en toda su extensión comprensible.
La derecha, en el nuevo marco de acciones, escogió a Bolivia. Cabe la pregunta: ¿Por qué Bolivia? Resulta, por demás, extraño y obliga una llamada de atención la coincidencia entre la propuesta de Ernesto “Che” Guevara y la derecha de la “Media Luna” boliviana con apoyo intelectual y, posiblemente, material internacional en la actual “crisis boliviana”. El “Che” consideró a Bolivia como centro expansivo de una revolución continental. La derecha internacional apoyando a la derecha boliviana promueve las tesis de los “separatismos regionales” que se vienen discutiendo y llevando a la praxis, especialmente en Europa, desde finales del siglo XX. Es decir, se busca poner en crisis el “estado nacional” excepto el de las Potencias Imperiales-imperialistas. Casos evidentes: Yugoslavia, Chechenia, Kosovo, Tibet, Tamil, Timor pero se le niega el derecho al País Vasco, Bretaña, Irlanda del Norte, Malvinas, por referir. Habría que repasar las lecturas de las discusiones entre Lenin y el indio Roy.
En Bolivia posiblemente hay dos situaciones de estudio: la geoestratégica y el Estado; ambas como debilidades del proceso revolucionario nacional-autóctono del pueblo boliviano. Por ejemplo, la producción de crudo y gas permite alimentar las necesidades de varios países que se benefician directamente de la explotación y exportación de ambos rubros. El gobierno de Evo Morales ha tomado decisiones que afectan intereses extra-fronteras; es decir, el aumento de los precios de venta de ambos rubros ha incidido, directamente, en los beneficios “aguas abajo” de los compradores. Además implica que el gobierno de Morales pudiera tomar decisiones, en un futuro, que pudieran tener efectos más profundos en las ganancias capitalistas de los destinatarios. El control ejecutivo, político y económico, de la región de Santa Cruz podría solventar esa situación bajo las tesis de la “libertad de empresa” en una economía neo-liberal regional.
La otra variable del “efecto Santa Cruz” sería que la “regionalización independiente y autónoma” de regiones ricas en “materias primas”, a nivel continental, podría tener un “efecto dominó” negativo para toda la Región, independientemente, si se manejan las tesis del neo-liberalismo para los estado-nación. Es clara la política imperialista del Imperio: la división territorial sobre tesis de la autodeterminación de los pueblos y los derechos humanos en las regiones ricas en materias primas en la Región, vista la crisis mundial y las contradicciones que se vienen desarrollando a nivel mundial dentro del sistema capitalista y los efectos de los desarrollos económicos de países como China y la India y la propia búsqueda de la Comunidad Europea de solucionar sus “propios problemas domésticos”, obliga a los Estados Unidos de América a mirar no ya a su “patio trasero” sino a su “depósito de materias primas y agrícolas”; de ahí, la reaparición de la 4ta Flota del Caribe con sede en el estado de la Florida.
Miguel Ángel del Pozo: delpozo14@gmail.com
La Revolución Bolivariana, como toda revolución, está, necesariamente, relacionada con los acontecimientos, presiones, sugerencias, situaciones, solidaridades que provienen desde la “arena internacional”, entendiendo por “arena internacional”, toda la comunidad de naciones que, en la actualidad y en un mundo globalizado, gracias a las diferentes variables incorporadas en el quehacer humano que las ciencias y las tecnologías han aportado al desarrollo “natural” de las sociedades, interactúan, dialécticamente, con el acontecer nacional e internacional de la Revolución Bolivariana.
A título de ejemplo histórico tendríamos la Revolución Francesa y su desarrollo hasta la derrota de Napoleón en Waterloo. El “pueblo francés” y, particularmente, el “parisino” decidieron tomar acciones políticas durante la profunda crisis en la cual la Casa de los Borbones había sumido a la ciudadanía francesa. De todos es conocida la evolución del proceso histórico en que se vio incursa Francia durante esos “hechos históricos” que pusieron en crisis la referencia política que significaba el Poder ejercido por las “testas coronadas” de Europa. Las “casas reales” europeas, inmediatamente, “sonaron las alarmas” y desarrollaron sus planes que llevara a la “derrota de la revolución popular” ¡el populacho!. Parte importante en estos acontecimientos tuvieron Metternich y Fouché. Finalmente y por tiempo definido, Francia “regresó al pasado” pero el “hecho real y objetivo” fue que la Revolución Francesa fue derrotada por las monarquías europeas.
La Revolución Bolchevique, instauradora de la Rusia Soviética, revolución de “campesinos convertidos en soldados” derrotados por las políticas y planes militares diseñados por la Casa de los Romanov, al regreso del “frente de batalla” occidental, por hambre, desesperación, angustia y “furia popular” lograron desplazar a los Romanov del poder instaurando un gobierno popular encabezado, temporalmente, por Kerenski para finalizar “tomando el mando” Vladimir Ilich Lenin. Fue la primera revolución donde “obreros y campesinos” europeos “tomaban el poder” ¡eran gobierno! El ejemplo ejercido por esa “masa social desplazada y desclasada”, considerada como “bienes de capital explotables y sustituibles”, en el mundo entero, llegó tan lejos como para influir en la intelligentia china, los obreros de las fábricas de las 14 Potencias Extranjeras y al campesinado explotado y desplazado. Pero la Revolución Bolchevique produjo su propio enemigo, tanto interno, en los “rusos blancos”, como en lo externo con las “democracias occidentales e imperialistas” que veían el peligro de una “toma de conciencia” en los “assets”: obreros y campesinos en sus propios países y en sus colonias. Apareció el slogan: “el comunismo es atraso, represivo y no democrático”.
Joseph Stalin consideró que había que consolidar el poder soviético y miró hacia el “talón de Aquiles” del capitalismo imperialista: China. Era necesario la transformación y modernización de la sociedad china; es decir, lograr la “Revolución democrática-burguesa”. Pero la Rusia Soviética estaba aislada, solo los obreros y campesinos de las sociedades explotadas se solidarizaban, en sus propios países, con la Revolución Bolchevique. Los enemigos externos de Rusia, las democracias occidentales y el Imperio del Japón junto a las propias debilidades de una revolución en sus primeros años, aprovecharon esas debilidades junto a la imposibilidad de un compromiso total bolchevique con el proceso democrático-burgués que se estaba desarrollando en China que contaba con el apoyo del Partido Comunista Chino y la solidaridad activa de Ho Chimin, para hacer fracasar ese intento ruso de “blindar” la Revolución Bolchevique. La realidad del poder capitalista; es decir, la objetividad del Poder, hizo que ese primer intento de consolidar la libertad por medio del “factor internacional”, obligara a las dirigencias revolucionarias mundiales a “poner los pies en la tierra”.
A contrario de la Revolución vietnamita que recibió el apoyo permanente tanto de la Unión Soviética como de la República Popular China, el “factor externo” contrarrevolucionario no alcanzó a “golpear el proceso” revolucionario y la consolidación en el poder del Partido de los Trabajadores de Vietnam después de años de “guerra y desolación” por las acciones del “imperialismo norteamericano”. Mientras que el “caso cubano” es completamente diferente a los arriba, someramente, descritos. Fidel Castro y “su guerrilla” alcanzaron conquistar el Poder y establecer un gobierno popular pero, casi inmediatamente, dos factores externos llevaron al aislamiento de la “Revolución Cubana”: la Alianza para el Progreso y la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos gracias a la “Doctrina Betancourt”. Todavía, hoy en día, los analistas políticos se preguntan ¿cómo ha sobrevivido la Revolución Cubana? Dignidad, solidaridad, conciencia, sacrificio, y preparación de y en todos los estamentos de la sociedad, de la economía y de las Fuerzas Armadas.
Apareció en el “hecho histórico”, la Revolución Bolivariana. La particularidad con la Revolución Bolivariana es que tiene, en su “frente internacional”, dos “variables”: las “presiones” que desde el exterior ejercen las fuerzas políticas de la derecha internacional, con sus diferentes facetas o tendencias; y la variable “externa”, es decir, la influencia que ha venido ejerciendo el carácter de la Revolución Bolivariana tanto a nivel de la Región como “allende los mares”. Debemos aclarar que no se pueden ni deben comparar las influencias internacionales que ha ejercido la Revolución Cubana con la Revolución Bolivariana. Son tiempos muy diferentes y el propio carácter de ambas revoluciones es muy diferente. En primer lugar, la Revolución Cubana alcanzó el poder a través de un proceso armado; mientras que la Revolución Bolivariana está ejerciendo el poder por la voluntad ejercida por la sociedad venezolana a través del voto personal, secreto y voluntario. Ello no obsta para que las presiones y conspiraciones ejercidas desde el exterior de las fronteras afecten, por igualdad, a ambas Revoluciones.
Pero hay una variable que las hace diferente. Los ataques a la Revolución Cubana, de todos conocidos, están enmarcados dentro de lo que se llamó la “Guerra Fría”. Por ejemplo, la “Crisis de los Misiles”, la “Invasión de Bahía de Cochinos”, por mencionar. La Revolución Bolivariana, en el marco de los parámetros en los que se manejan las “democracias representativas”, ha logrado poner en evidencia, pragmáticamente, que las revoluciones no solamente se alcanzan por la vía militar sino, también, por la vía de la “voluntad popular”. Esa diferencia es fundamental tanto para “tirios como para troyanos”.
Nos explicamos. La “derecha internacional” tiene, obligatoriamente, que buscar las vías apropiadas, según sus intereses, para “desplazar” del Poder a la Revolución Bolivariana. Lo intentaron políticamente con el “golpe del 2002” y fracasaron. ¡No era la vía apropiada! ¡No se calcularon los “efectos populares” ni las reacciones del “populacho”! Posteriormente, trataron con el “factor económico” fundamental para la supervivencia de la Revolución Bolivariana; nos referimos al llamado “golpe petrolero”. Esa vez no esperaban las reacciones de apoyo tanto a lo interno como provenientes del exterior con solidaridades que son históricas y son “obligantes”. Siguió el 2-D. Gran esfuerzo de la derecha tanto la interna como la internacional junto al “aburguesamiento revolucionario” que produjo un sacudón de las realidades objetivas de la Revolución Bolivariana. El “líder”, al priorizar el factor exterior sobre el interno (nos referimos al objetivo humanista de la liberación de retenidos colombianos), captó, inmediatamente, la dialéctica del “equilibrio entre lo interno y lo externo” poniendo los correctivos objetivados para “enrumbar” el “barco” de la Revolución Bolivariana. Pero la derecha internacional también aprendió las lecciones de las nuevas “teorías políticas” del siglo XXI; es decir, los diseños políticos de la derecha no servían para “socavar el poder” de una Revolución que había alcanzado el Poder por medio de elecciones libres y democráticas. Se tenían que buscar fórmulas que aplicadas, según la teoría del “cerco” que tanto se uso en Venezuela para combatir a las guerrillas durante la década de los años 60, pudieran alcanzar a deteriorar la Revolución Bolivariana que se considera el “núcleo central” de los nuevos tiempos revolucionarios en la Región tan distintos a los anteriores en toda su extensión comprensible.
La derecha, en el nuevo marco de acciones, escogió a Bolivia. Cabe la pregunta: ¿Por qué Bolivia? Resulta, por demás, extraño y obliga una llamada de atención la coincidencia entre la propuesta de Ernesto “Che” Guevara y la derecha de la “Media Luna” boliviana con apoyo intelectual y, posiblemente, material internacional en la actual “crisis boliviana”. El “Che” consideró a Bolivia como centro expansivo de una revolución continental. La derecha internacional apoyando a la derecha boliviana promueve las tesis de los “separatismos regionales” que se vienen discutiendo y llevando a la praxis, especialmente en Europa, desde finales del siglo XX. Es decir, se busca poner en crisis el “estado nacional” excepto el de las Potencias Imperiales-imperialistas. Casos evidentes: Yugoslavia, Chechenia, Kosovo, Tibet, Tamil, Timor pero se le niega el derecho al País Vasco, Bretaña, Irlanda del Norte, Malvinas, por referir. Habría que repasar las lecturas de las discusiones entre Lenin y el indio Roy.
En Bolivia posiblemente hay dos situaciones de estudio: la geoestratégica y el Estado; ambas como debilidades del proceso revolucionario nacional-autóctono del pueblo boliviano. Por ejemplo, la producción de crudo y gas permite alimentar las necesidades de varios países que se benefician directamente de la explotación y exportación de ambos rubros. El gobierno de Evo Morales ha tomado decisiones que afectan intereses extra-fronteras; es decir, el aumento de los precios de venta de ambos rubros ha incidido, directamente, en los beneficios “aguas abajo” de los compradores. Además implica que el gobierno de Morales pudiera tomar decisiones, en un futuro, que pudieran tener efectos más profundos en las ganancias capitalistas de los destinatarios. El control ejecutivo, político y económico, de la región de Santa Cruz podría solventar esa situación bajo las tesis de la “libertad de empresa” en una economía neo-liberal regional.
La otra variable del “efecto Santa Cruz” sería que la “regionalización independiente y autónoma” de regiones ricas en “materias primas”, a nivel continental, podría tener un “efecto dominó” negativo para toda la Región, independientemente, si se manejan las tesis del neo-liberalismo para los estado-nación. Es clara la política imperialista del Imperio: la división territorial sobre tesis de la autodeterminación de los pueblos y los derechos humanos en las regiones ricas en materias primas en la Región, vista la crisis mundial y las contradicciones que se vienen desarrollando a nivel mundial dentro del sistema capitalista y los efectos de los desarrollos económicos de países como China y la India y la propia búsqueda de la Comunidad Europea de solucionar sus “propios problemas domésticos”, obliga a los Estados Unidos de América a mirar no ya a su “patio trasero” sino a su “depósito de materias primas y agrícolas”; de ahí, la reaparición de la 4ta Flota del Caribe con sede en el estado de la Florida.
Miguel Ángel del Pozo: delpozo14@gmail.com
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